sábado, 5 de febrero de 2011

Aristóteles, ética




Según Aristóteles la finalidad del ser humano es la felicidad. Una felicidad que conseguimos gracias a la ayuda de la ética y la virtud, que nos da fuerza. Las virtudes deben de estar en un término medio entre el exceso y el defecto.  
Aristóteles defiende también que la ética no es solo teoría, sino que pretende tener aplicaciones en la vida real y que nos ayuda a establecer modelos a seguir. Por ejemplo si queremos saber qué es el valor debemos pensar en quién nos gustaría que estuviese con nosotros si corriésemos algún peligro, y así sucesivamente con todos los demás valores.
Si reconocemos las palabras de Aristóteles como ciertas y sacamos nuestros modelos de la vida real, ¿qué modelos nos está dando la sociedad? Diariamente, y de manera inconsciente recibimos miles de ejemplos, comportamientos y formas de actuar y vivir “modélicos”, pero ¿son todos estos ejemplos realmente buenos, o son solo un ideal para las grandes empresas que se benefician de estos modelos de vida?
Desde que nacemos estamos influenciados por la sociedad y por los medios de comunicación. Esto es usado muy frecuentemente para presentarnos esos “modelos”, esos ideales. Por eso, en ocasiones nos dejamos llevar por ese instinto de pertenencia o gregarismo y tendemos a querer alcanzar ese ideal a  través del consumismo.
En mi opinión nuestros modelos deberían de ser menos consumistas y prestar más atención a valores como la igualdad, la generosidad, la educación y el respeto. Unos modelos que podemos adquirir desde la familia, los padres, hermanos, abuelos y de cada una de las personas que nos rodean, porque siempre podemos aprender algo de cada uno de ellos.

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