Epicuro decía que la felicidad se basaba en el placer, que es la meta de la vida (hedonismo), aunque hay que calcular ese placer con sensatez, ya que a veces descuidamos nuestras necesidades, ya que solo buscamos la realización de nuestros deseos, y en la mayoría de las ocasiones, la necesidad y el deseo no se corresponden.
Por eso la publicidad es tan peligrosa, nos hace creer que deseamos las cosas que compramos por ese embrujo y no porque realmente las necesitamos.
Las compras no nos harán más felices.
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