Miércoles 11 de mayo, rondaban las 5 de la tarde y la tierra tembló. Hacía seis años que no se sentía un temblor así, desde 2005. El temblor fue de 4.5 grados en la escala de Richter, aparentemente todo se calmó, no había ocurrido ningún daño notable y sobre las 7 los informativos daban la noticia con el alivio de que no había habido ningún daño personal. Entonces la tierra volvió a temblar, pero esta vez fue más intenso, esta vez fue de 5.1 grados. Y esta vez se comenzó la pesadilla en Lorca.
Al principio se veía como se abrían las grietas en las casas, luego cayeron cornisas de los edificios, cayó el campanario, el castillo sufrió daños y los hospitales y las casas tuvieron que ser desalojados. Y lo peor de todo, se comprobó que se había perdido parte del mayor tesoro de Lorca, su gente. 9 lorquinos murieron ese día, y muchos quedaron heridos.
Miles de lorquinos quedaron en la calle, aterrados, imaginando probables nuevos temblores y sin la posibilidad de volver a sus casas, de las cuales el 13% quedaron con daños irreparables y tendrán que ser derruidas. Y a esto sumamos que salieron con lo puesto, que no pudieron coger nada, ni ropa, ni comida, ni mantas… Los días siguientes han estado viviendo en la calle, durmiendo en la calle y sobreviviendo gracias a la ayuda de los demás.
Quiero pedir ahora que por un momento cerremos los ojos y nos imaginemos allí, asustados, desesperados, impotentes, viendo como en unos segundos todo lo que tenemos se ha perdido, que no sabemos dónde ni cómo están nuestra familia y nuestros amigos, que el suelo tiembla de cuando en cuando por las réplicas. Ahora abramos los ojos y miremos a nuestro alrededor. Somos muy afortunados. Por eso deseo mucha suerte a Lorca para que pueda superar pronto de esta situación, y espero todos los que la han sufrido la fuerza de la tierra, puedan abrir los ojos y sentir que todo ha sido una terrible pesadilla. Para esto, ayudemos a Lorca a despertar.
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