El ser humano es un animal técnico que ha sido capaz de construir mundos artificiales.
Nos distinguimos del resto de animales por nuestra capacidad craneal. Tenemos un frontal prominente, lo que permite la capacidad de imaginación y fantasía, esto nos convierte en animales fantásticos. Somos el único capaz de mentir.
Ortega y Gasset elaboró un mito sobre el ser humano antes de ser técnico. Decía que éramos seres arbóreos que vivíamos de los vegetales. El ser humano fue infectado por algún tipo de virus o bacteria, lo que supuso un aumento de la capacidad craneal, facilitando la aparición de la imaginación.
La técnica, es un medio que utiliza el ser humano para hacer realidad lo que hemos imaginado, porque la vida está formada por sueños, nuestros sueños. La técnica ha evolucionado y nos permite hacer una gran variedad de cosas, pero ¿se debe hacer todo lo que se puede? La respuesta a esta pregunta es individual y cada uno debe reflexionar sobre este tema. Ninguna innovación sin reflexión.
Después de haber satisfecho sus necesidades, en la actualidad, el ser humano sueña con la vida fuera del planeta Tierra. Pero este sueño conlleva una serie de riesgos globales, lo que nos obliga a pensar sobre el tema.
La pregunta entonces es: ¿debemos hacer todo lo que podemos? Yo creo que no. No se puede jugar con la vida, ni siquiera con la de uno mismo, tu vida no es solo tuya, pertenece a todo el que te conozca, a todo el que haya compartido contigo. Por lo tanto al jugar con la propia vida implica jugar con un pedazo de la vida de todo el que te conoce. Por eso la clonación, los implantes biónicos, etc. deben despertar en cada persona una profunda reflexión, aunque, por supuesto en el caso de estos últimos creo que si deben emplearse, pero solo para mejorar la calidad de vida de personas que lo necesiten.